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El Convenio

Tu próxima aventura literaria comienza aquí

El Convenio

Una historia que te atrapa desde la primera página, algunos pactos no se pueden romper.

Un libro de Jesús David Cortés Ladino

¿De qué trata el convenio?

Viajar es una forma de leer el mundo. Algunas veces, uno se topa con paisajes que parecen susurrar sus propias historias; otras, se encuentra con libros que hacen precisamente eso. Este es uno de esos casos. Llegué a Colombia buscando café y realismo mágico, y encontré un volcán que sueña, una selva que habla en colores, y un autor —Jesús David Cortés Ladino— que ha logrado que la palabra «raíz» se vuelva verbo. Aquí, la literatura no solo se lee: se respira, se camina, se cruza por ríos con nombre de leyenda y se entierra en cenizas que aún arden.

Este libro es mucho más que una novela: es un puente entre tiempos, una arqueología emocional escrita con la voz de los toches y el eco del Nevado del Ruiz, que, lejos de ser simple geografía, se alza como vigía del alma nacional. Las páginas están habitadas por los vestigios dorados de los Quimbayas y por ese silencio reverente que dejó la tragedia de Armero: un silencio que no olvida, que transforma y que da paso a nuevas preguntas. ¿Cómo se escribe un país que baila entre fuego y agua? Con símbolos. Aquí están los tunjos de oro, pequeños dioses testigos de siglos; aquí está la biodiversidad que no cabe en una enciclopedia, porque respira en cada párrafo. Desde las orquídeas que decoran la niebla hasta las ranas que cantan como si fueran sabias. Y no, no todo es solemnidad. Porque Jesús escribe con la astucia del que sabe que el humor también es sagrado. Los personajes caminan con gracia entre el absurdo y lo inevitable, y el lector —como quien se sube a una chiva sin saber a dónde va— acaba riéndose justo antes de llorar, o al revés.

Este no es un prólogo para advertir. Es una invitación para entrar descalzos, con la mente abierta y el corazón listo para equivocarse. Porque este libro no se entiende. Se entrega. A los que lo lean por primera vez, bienvenidos. A los que vuelvan, gracias por traer flores.

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